Número de líneas, esta es una de las métricas clásicas,
incluso durante mucho tiempo se medían los programas por la cantidad de líneas de
código que hubiera en ellos.
¿Pero que tan útil es?
Cuando hablamos de un desarrollo una operación puede ser por
pocas o por muchas líneas de código dependiendo del desarrollador, por lo que
una complejidad real de la solución no nos la puede dar.
Medir el trabajo en líneas de código no es una buena idea.
Sin embargo si nos ayuda en algo, nos ayuda a ver que métodos
y funciones poseen gran tamaño, cuando un método es de un tamaño elevado, este
se vuelve muy complejo, empieza a tener una responsabilidad muy alta, como
consecuencia es más difícil de manipular.
Tradicionalmente se ha dicho que un método debe ocupar únicamente
el espacio de la pantalla del equipo para ser correcto, esta observación no es
del todo correcta, un método debe ser un ente altamente especializado,
encargado de una actividad, esto muchas veces se puede lograr con muchas o con
pocas líneas de código, el hecho de que un método tenga muchas líneas de código
no necesariamente dice que está mal, o el hecho de tener muchos métodos muy
pequeños con muy pocas líneas nos dice que es lo mejor. Hay que analizar cada
caso, ver en que las operaciones se encuentren agrupadas, si bien divide y vencerás
debe ser nuestra política, una división muy alta puede provocar que la complejidad
se incremente.
Felices lineas
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